martes, 13 de abril de 2010

Eskultura Hiperrealista: RON MEUECK


                                                             Hiperrealismo:
               Ron Mueck
                                                                                        
R. Meueck es un escultor australiano afincado en Inglaterra que, empezó trabajando en cine haciendo marionetas y muñecos, siendo su participación en la película Dentro del Laberinto (Labyrinth) lo más notable de su carrera cinematográfica. Poco después, usando su experiencia en robótica, fundó su propia compañía, en la que se dedicaba a construir “animatrónics” para marcas comerciales. Poco a poco le fue picando el gusanillo de realizar esculturas lo más realistas posibles y así es como entró en el mundo de lo que se puede considerar arte.

En muchos de sus trabajos Mueck juega con el tamaño para provocar un efecto sobrecogedor sobre el espectador, pero es el hiperrealismo de sus esculturas lo que realmente impresiona. Las figuras están modeladas cuidando hasta el mínimo detalle (cabello, arrugas, poros de la piel,...). Sin duda, sus esculturas no pasan inadvertidas, son esculturas que destacan por rayar los límites del Arte.

Si en un principio su técnica sólo permitía ver sus esculturas desde puntos de vista muy concretos, con el paso de los años ha logrado tal perfección que, para muchos, son hombres de verdad y no figuras las que inundan sus exposiciones. Alguien debió de escribir que son esculturas que hablan y que respiran.









lunes, 12 de abril de 2010

Escultura Cubista: ARCHIPENKO

                                                  Escultura Cubista: ARCHIPENKO



                                                                 Alexander Archipenko:

Izquierda: "Suzanne" (1909). Pasadena.

                                                 Derecha: "Desnudo femenino (torso negro)". 1909-11- Washington.



Alexander Archipenko (1887-1964), uno de los ejemplos más claros de cómo el concepto de vanguardias artísticas puede aplicarse no sólo a la pintura de comienzos de ese siglo, sino también (y muy merecidamente) a la escultura, que encuentra en él uno de sus mejores exponentes.




Alexander Archipenko: "Cabeza: Construcción con planos cruzados" (1913). Washington.

Archipenko nació en Kiev, ciudad ucraniana entonces perteneciente al Imperio Ruso, y allí realizó sus primeros estudios artísticos, completados a continuación en Moscú. Pero al igual que otros artistas rusos de su generación, nuestro escultor decidió dar un salto definitivo en su trayectoria y acabó por instalarse en 1909 en París, donde en breve plazo estableció un pequeño taller en Montparnasse y tomó contacto con algunos de los más destacados representantes de las vanguardias artísticas, hasta el punto de que un año después participaba ya en el XXVI Salón de los independientes, junto con cubistas destacados como Leger o Delaunay. El cubismo es, por tanto, la orientación de sus esculturas de este primer periodo, con figuras reducidas a sus volúmenes más simples y con una evidente tendencia a la geometrización.





Alexander Archipenko. "Mujer caminando" (1912). Denver.

Pero Archipenko, que también practicó la pintura, estaba interesado en explorar nuevos caminos en la plástica tridimensional, y acabó por introducir en el cubismo escultórico una serie de novedades que pueden considerarse pioneras. No se trata ya de que descomponga los planos y formas, como hacían los pintores cubistas, sino de aprovechar otras posibilidades. Entre ellas, aunque pueda parecer paradójico, el artista ucraniano localiza un tema que va a resultar fundamental en todo el desarollo posterior de la escultura del siglo XX. Hasta entonces la preocupación básica de un escultor ha sido dar forma a una masa determinada. Ahora el hueco, lo puramente antimaterial, será un elemento determinante de la propia escultura, proporcionando nuevas formas vacías y sugiriendo ritmos. Sin mucho temor a equivocarnos, puede afirmarse que la obra en la que refleja a una mujer que camina, con un torso casi inexistente y con el juego de volúmenes cóncavos y convexos, marca un verdadero antes y después en la escultura del siglo XX.


Alexander Archipenko: "El gondolero" (1914). Washington.

Alexander Archipenko: "Carrousel-pierrot" (1913). Nueva York.


Siempre inquieto, en otros casos el artista ensaya con la estilización de los volúmenes, investiga las posibilidades del movimiento en la escultura, les aplica color, emplea materiales hasta entonces poco convencionales o inventa los que él mismo denominó como "esculto-pinturas", tratando de combinar las dos artes que siempre le atrajeron. En 1923 Archipenko trasladó su residencia de forma definitiva a los Estados Unidos, país del que acabaría por adquirir la ciudadanía. Allí siguió experimentando nuevas posibilidades escultóricas: trabajó con terracotas, empleó materiales plásticos a los que insertó luz interior e incluso realizó algunas incursiones en la escultura abstracta. Como decía de él Juan Gris: "Archipenko cambió la manera tracional de entender la escultura".